Preguntarle a una persona cómo se presentaría ante alguien que no la conoce es una invitación a reflexionar, a salirse de lo mecánico y buscar un poco más allá. Así que Fernando O Connor guarda silencio unos segundos, apenas, y luego dice: “Me presentaría primero con mi nombre: soy Fernando O Connor, pintor. Porque ‘artista plástico’ hoy por hoy es un artista visual, que puede ser muchas cosas, además de pintor. Y la cuestión es que yo soy artista plástico, pero antes que eso soy pintor.
Me di cuenta siendo muy chico, básicamente porque en la escuela me interesaba más dibujar que estudiar las lecciones (risas). Pero la cosa se disparó cuando vi alguna pintura, creo que de Dalí, y tuve la sensación de que yo podía hacerlo: ¡la ingenuidad me dio ese ímpetu! Me fui a comprar unos materiales a la librería y empecé. Y la pasaba bárbaro. Me daba cuenta instintivamente de cómo se hacía, a medida que iba haciendo. No que ‘ya sabía’ sino que podía resolver esos problemas. Y eso me daba placer y, además de disfrutar, podía plantearme desafíos, lo cual le daba una consistencia. No sé en qué momento uno pierde esa inocencia, porque de golpe te encontrás planteándote desafíos a los que no llegás tan fácil, sobre todo al descubrir a los otros pintores. La pintura de los otros a uno lo ubica enseguida. Y ahí creo que empieza el desafío en serio, cuando uno empieza a dialogar con los otros pintores a través de la pintura.
Autodidacta, O ‘Connor se formó estudiando durante largas horas la obra de pintores como Sorolla o Lacámera, expuestas en el Museo Nacional de Bellas Artes, y dibujando con modelo vivo en una rutina de cinco horas diarias, en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. Allí habrán comenzado los diálogos a los que alude, y que incluyen a Carlos Alonso, Bacon, Egon Schiele, los expresionistas… “Lo que me conmueve de esos otros pintores es, antes que nada, la honestidad de construir un lenguaje propio junto al desafío de recoger el guante de tanta historia, sin negarla, aunque pese muchísimo. En eso me identifico. Porque para mí el arte es un hilo histórico, del cual uno forma una parte muy pequeñita, casi insignificante (si es que uno logra formar parte de ello). Cuando veo la obra de esos pintores, claramente veo cómo ellos, a su vez, dialogaron con otros: Modigliani dialogaba con Botticelli, Matisse con Paolo Ucello… La historia del arte es como un laberinto que en vez de buscar la salida, busca expandirse dentro de sí, repitiendo el fenómeno cada vez de otra manera”.
«Creo que el arte es un espejo de la realidad, y en él hay un montón de alternativas de ver la realidad, que a simple vista no son visibles, pero que el artista tiene la sensibilidad de captar»
Para él, llegar al taller cada día, a plantarse ante el caballete, es de todo menos una tarea rutinaria: “Siempre recuerdo una frase que me contó Perez Celis, a quien aprecié muchísimo: ‘El artista es aquel que consigue sortear todos los obstáculos que hay entre él y lo que necesita hacer, que es su obra’. A mí me pasó que durante un tiempo dejé de pintar lo que me interesaba, para hacer pintura por encargo, porque necesitaba sobrevivir. Pero esas situaciones, si uno está atento, las va resolviendo y la fuerza viene de la confianza en lo que uno hace, en lo propio. Matisse decía: ‘Yo me identifico con la pintura como un animal con lo que quiere’. Y los pintores a veces tenemos ese nivel de necesidad, de obsesión por enfrentar el fenómeno y resolverlo. Es una necesidad. Y si uno la vive con ese nivel de honestidad, simplemente no puede salirse del camino”
De pie en su estudio, frente a la obra que trabaja actualmente, sonríe al hablar de las imágenes que lo inspiran: “Creo que el arte es un espejo de la realidad, y en él hay un montón de alternativas de ver la realidad, que a simple vista no son visibles, pero que el artista tiene la sensibilidad de captar. Es un espejo que refleja todas esas alternativas. A mí me gusta mucho la etimología y la palabra espejo viene de speculum: un reflejo que genera una reflexión especulativa. El chiste es que eso hay que lograrlo con un pincelito….”.