Inició su carrera artística a través de una campaña de Kickstarter, pero su pasión por el arte se puede rastrear hasta su infancia. Rafael Parra Toro nació y creció en Caracas. De su niñez recuerda que su mamá lo subía a jugar a una escultura de Jean Arp en el patio de la Universidad Central de Venezuela, donde también habitaban obras de Victor Vasarely, Fernand Leger, Alexander Calder, entre otros. Sin embargo, fue la muerte de su papá la que lo motivó definitivamente a convertirse de ingeniero en artista.
Comenzó con pruebas ópticas, en las que, en su repetición, encontró su estilo y llegó a la obra que lo representa hoy: una evolución del arte cinético y el op-art tradicional. “Hay una suposición que es ‘ver para creer’. Me gusta desafiar lo que ves, la realidad, y que esto redunde en desafiar qué crees. Es un tema recurrente en mi obra”, confiesa. La estética de su universo geométrico, pleno de seres y formas, parte del diseño de personajes y de una mixtura entre abstracción y figuración que combina con herramientas matemáticas y de programación computarizada.
Hay una suposición que es ‘ver para creer’. Me gusta desafiar lo que ves, la realidad, y que esto redunde en desafiar qué crees. Es un tema recurrente en mi obra
Alumno del maestro Cruz- Diez, su obra cinética se basa en la generación de formas geométricas específicas con el uso del moiré como única herramienta de dibujo. “El efecto moiré es, en realidad, un error visual de patrones similares, que al ponerlas en una dirección determinada generan un montón de formas inexistentes. Mi trabajo fue pensar cómo hacer que estas formas fueran específicamente las que yo quería. Lo hice con una hoja de Excel eterna, una celda por pixel”, explica. Los colores se obtienen por interferencias cromáticas que parten de una reducida paleta y las formas, múltiples y dinámicas, nacen de este efecto.
Matemática, software, color, luz, espacio y espectador permiten la materialización física de personajes fuera de la pantalla. “Mi obra nace dentro de la computadora. El proceso es digital, pero lo llevo a la parte física con el uso de plotters, cnc”, señala. Rafael trabaja con diferentes materiales como acrílico, madera, aluminio. “Creo que no hay dos obras hechas de la misma manera. Ahora empecé a experimentar haciendo esto completamente a mano; como para desafiarme un poco y también para darle un valor distinto a mi obra y que me dé un espacio más introspectivo en lo que es la realización”, asegura.
Mi obra nace dentro de la computadora. El proceso es digital, pero lo llevo a la parte física con el uso de plotters, cnc
Además, es pionero en el uso de la realidad aumentada como herramienta creativa. Con un proceso que reconoce como completamente intuitivo, asegura que el arte es todo aquello que hace cambiar la manera de ver las cosas, o al menos cuestionarla. Será por eso que él mismo cuestiona el binarismo de lo digital. “Confío en la llegada de la computación cuántica. Nos va a expandir la percepción actual y esa división entre lo que llamamos ‘real’ y ‘digital’. En el fondo, todo es electricidad. Lo que vemos como realidad aumentada, incluso un holograma, es una versión limitadísima de algo más profundo, que está desarrollado en términos cuánticos”, sostiene.