FEDERICO COLLETA #ARTISTA EN FOCO

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Federico Colleta

Unos kilómetros al norte de la Capital Federal, en una quinta donde hace años una pareja de italianos supo cultivar rosas, vive y trabaja Federico Colletta. Su taller lo instaló en la antigua casona del lugar, una construcción que tendrá cien años tal vez pero que Federico se encargó de renovar, toda pintada de blanco de piso a techo con vigas a la vista y ventanales que dan al verde circundante.

En el año 2001 Federico y su mujer decidieron buscar un espacio más tranquilo para vivir y trabajar y se mudaron de la Capital Federal a Cardales. Federico siguió pintando hasta que se cansó porque tenía que recorrer kilómetros para buscar materiales y siempre le faltaba algo. “Saqué todo y lo tiré en una pila de basura atrás de la casa. Dejé el espacio vacío y estuve como un año y medio trabajando solo con una impresora. Cuando fui a ordenar la pila de basura y vi lo que había sucedido con las cosas que había tirado descubrí la imagen que venía buscando hace un tiempo” confiesa. De la idea de desapegarse de ciertas cosas, dejar la ciudad, desprenderse para encontrar surgieron dos series de trabajo nuevas: la serie hecha a partir de un óleo que creaba él mismo con lo que iba quemando de esa pila de basura del taller y que luego usaba para teñir telas y la otra que es la de abandonar telas en medio del campo y recuperarlas un tiempo después con la imagen que se genera en ellas por el paso del tiempo y los recursos naturales

«El arte es mi forma de vida. Está totalmente entreverado en como vivo, en como me gusta ser. Es como soy.»

Esta serie en particular es un registro de todo: del clima, del lugar, de los lugares por donde pasó. “Me tomé como escala de todas mis obras. Llevé esa idea del cuerpo y pasó a ser una herramienta. Desde hacer pozos hasta el mi movimiento en el espacio del planeta. A partir de ese punto se fue trasladando mi interés hacia la huella que dejan los cuerpos en donde habitan” detalla. Ahora, por ejemplo, está recoletando todo lo que consume en tickets. Tiene un registro de todo lo que consumió y los lugares adonde fue desde hace 10 años… Tal vez, algún día, será una obra. En relación a los demás, recolecta servilletas o manteles de artistas con los que almuerza o cena. Busca y le interesa las marcas que dejaron los cuerpos cuando compartieron una mesa en un lugar. “Mi trabajo es un poco ir dejando marcas de las huellas donde piso como diciendo: por acá fui existiendo. Creo que la obsesión que antes tenía por el cuerpo y por la trascendencia que es la vida se volvió una obra más abstracta” reflexiona. “La huella la deja el clima, las personas con las que me relaciono, las cosas que consumo… Federico Coletta existió acá. De una forma poética digo por acá pasé y esto es lo que dejé”.

El paso del ser por el espacio y el tiempo es un tema que a Federico le obsesiona particularmente. Llevarse algo, dejar una huella, y dejar nota de eso. Detener, de alguna forma, algo que pasó, una acción concreta, en un acto que es quizás parecido a la fotografía pero con otro propósito.

“No hay otra cosa que quiera hacer más que arte. Antes estudiaba cocina, quería cocinar y pensaba que iba a trabajar de cocinero. Pero después me vi pintando y supe que solo quería hacer eso”

Meticuloso con la información, su proceso creativo incluye mucha investigación, mucha lectura de ensayos y mucha recopilación de la información. Su obra en cambio es mucho más poética y minimalista, pero sabemos que antes de esa abstracción hubo mucha construcción consciente.

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