Con una simpleza de quien no quiere la cosa, Raquel Podestá crea unas piezas de una sutileza casi innombrable. Niños en cerámica esmaltada, perfectos e imperfectos a la vez, con el inminente miedo de quebrarlos con la mirada, y elementos de la naturaleza, flora y fauna, de una belleza surreal. Así como en su obra, en su vida, su impoluta presencia no deja ver sus miedos profundos, sus heridas, que afloran, como las de todos, apenas empezamos a conversar.
Mi obra textil hablaba de violencia y un día dije basta… Después empecé a tener nietos y trabajé mucho con ellos
Cuando le preguntamos cómo fue su camino para convertirse en artista, ella nos dice que no sabía hacer otra cosa, que desde que tenía 5 años ya dibujaba y eso la llevó con el tiempo a otras técnicas más artesanales: las de hacer con las manos. Como su madre, que se la pasaba el día cosiendo vestidos y ropa para ella y sus hermanos, ahora Raquel se ve a si misma como una proyección de esa imagen que tanta tristeza le causaba en su infancia. Atravesar, exorcizar, transitar, gracias a su paso por la enseñanza filosófica de Bernardo Nante y su interés por la alquimia y la astrología, en su obra hay mucho de la familia y los vínculos… “Siempre trabajé con lo que me pasaba. Con las cosas mias más cercanas. Fue como una especie de cura que tuve en los momentos más dificiles y duros”, relata.
Puedo pasar horas trbaajando cuando estoy entusiasmada con un trabajo. Soy bastante obsesiva, puedo estar de la mañana hasta la noche.
De la madre la costura y del padre las plantas (era médico y cultivaba plantines), luego llegaron los nietos que fueron una gran alegría e inspiración para ella. “Con Lucio gané un premio”, detalla entre risas cómplices y tímidas. Figuras angelicales, blancas, con contradicciones que a veces aparecen amenazadas por situaciones extrañas que, luego, cae en la cuenta que se trata de sus propios miedos. “Galo, Aimé y Félix entraron al Salón Nacional… Son cosas raras para un chico, pero es algo que hago bastante: jugar con las contradicciones”.
Estudié filosofía con Bernando Nante, alquimia y procesos de la consciencia. Tambien estudié astrología… Fue a través de otras cosas que empecé a hacer arte.
En plena búsqueda de diálogo entre la cerámica y lo textil, lo cierto es que esta gran mujer no puede dejar de hacer. Sus manos son su canal y su aura, delicada, crea piezas de una paciencia infinita.
En medio de la flores y la costura aparecen otras cosas. Es como inconsciente, la misma obra me va llamando.
QUE ES EL ARTE PARA VOS
Es lo único que se hacer. Es la posibilidad de algo mágico, de algo que te lleva a otra parte.
SOBRE DIDEROT
Me parece una maravilla esta apertura. La gente me dice que está muy lindo todo y eso me encanta porque yo estoy siempre trabajando adentro.