MARIANO GIRAUD #ARTISTA EN FOCO

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¿Por qué tenemos que responder a una cosa o la otra? ¿Por qué no podemos ser un poco más anfibios? Estar entre dos vidas o dos medios. Pieles que respiran y colas que ayudan a nadar. Entrar y salir del agua a la tierra y ser flexibles y a la vez concientes de un medio y del otro.

Accidentado, inquieto, curioso, disperso y atento a la vez, apuesto a que Mariano Giraud era el que recibía todos los retos en el secundario: al que los profesores amonestaban porque temían… Nunca sabían con qué nueva ocurrencia podía aparecer.

Mi trabajo tiene una narrativa. Me gusta que tenga historias atrás, tiene que ver con un leguaje mas cinematográfico o de la historieta.

Lo que siempre fue una constante en su vida es el dibujo. En su casa, en la escuela, en las vacaciones, en todas partes. “Yo no sabía lo que era ser artista pero ya estaba siéndolo”. Mientras estudiaba arte en la Pueyrredón también hacía animación. Como un inventor de su vida, el cruce de medios entre la escuela de arte más tradicional del país y una carrera prácticamente nueva en la historia de las universidades, resultó natural para unir todo aquello que lo inspiraba. Porque para él los procesos tecnológicos pueden cambiar pero las incógnitas de los artistas son las mismas, su primer trabajo con una impresora 3D fue la Venus de Wilendorf, una figura paleolítica que data de miles de años antes de Cristo. “Somos personas que tenemos los mismos miedos y preguntas”, reflexiona Giraud.

El arte para mi son muchas cosas. La primera es mi trabajo diario. También es mi manera de pensar y de tratar de entender el mundo. Es una manera de comunicarse con los demás. Interactuar y tender redes. Y después hay un montón de cosas que no se qué son. Que definitivamente están ahí pero no tengo idea.

Entre la escultura más tradicional y la manipulación digital de imágenes, las diferentes técnicas y lenguajes habitan en Mariano como parte de su ser. Tanto es así que, de forma literal, usa todo su cuerpo para modelar sus obras de arte. Como si de una danza se tratara (o acaso un arte marcial) con el equipo de realidad virtual se mueve como pez en el agua o, mejor dicho, como rana en un lago. “Empiezo dibujando en una computadora y de diez dibujos que hago uno me gusta y lo subo a Instagram. Entonces los dibujos tienen una interacción. De estos, los que más me gustan pasan a las 3 dimensiones a través del modelado con un equipo de realidad virtual”, explica. “Trabajo como si fuese arcilla pero en el aire y por computadora”, agrega. Los que tuvieron la fortuna de verlo coincidirán en que esta etapa del proceso es todo un show. Una danza perfecta, de movimientos precisos, con ambas manos como pinzas que estiran y compactan lo que parece una masa blanca en sus anteojos tridimensionales y en el monitor de su computadora. El modelo luego cobra vida gracias a una impresora 3D y después llega todo el proceso más artesanal: lijar, masillar, componer, cromar.

“Con la tecnología y los procesos de creación artística me siento un anfibio. Entro y salgo del trabajo tecnológico de forma natural”, relata con sus ojos casi transparentes. Crecer junto con el desarrollo de la tecnología tiene, para él, mucho sentido. Manipular imágenes digitalmente es para su generación algo natural de lo que no hace falta hablar.

 Me parece que es bueno facilitar el acceso al arte a gente que no llega a esos circuitos o que no tiene motivaciones o no conoce… Creo que esta y un montón de variantes van a tener que surgir porque es hacia donde vamos.

Los textos de divulgación científica, el arte paleolítico, el cine, la animación y la historieta conforman el universo de su mente que está en constante movimiento. Las cosas que luego salen a flote, como de un barco hundido lleno de tesoros, son las que sin querer pero queriendo aparecen como pequeñas partes que conforman el todo. Son los personajes perdidos entre las figuras abstractas que siempre están en acción, porque en Mariano nunca nada está quieto.