Flora Castiglia se define en el mundo del arte como autodidacta. Su madre es artista plástica, lo que Flora cree que le trajo una temprana conexión con el arte, como si siempre hubiera estado presente en su vida, como algo intuitivo. “Nunca quise perfeccionarme porque quiero que el arte en mi vida sea algo más libre” detalla Flora.
Los anagramas están presentes en muchas de sus obras. Flora manifiesta que allí busca una pausa, en un intento por descifrar lo que está escrito, en ese mundo interior y exterior que conviven. La sobreinformacion con la que convivimos la mueve a generar obras de arte en las que haya que detenerse a observar. “Cuando las vuelvo a mirar quizás hasta yo no me acuerdo ni lo que decía y me detengo ahí, pensando”, detalla.
Su trabajo se basa en series temáticas, que van surgiendo a medida que va trabajando. “No es algo pensado, pero sí me doy cuenta que surge a través del trabajo en el proceso” explica la artista.
Flora estudió Comunicación y, tal vez, sin querer, las palabras se trasladan a sus pinturas, dejando a libre interpretación del espectador si desea ponerles sentido a esos anagramas, evocar algún recuerdo, alguna imagen.
Por lo general sus obras son de gran formato, acrílico y óleo en barra, directo a la tela, sin bocetos. Flora Castiglia pinta todos los días, como un trabajo, para que la inspiración la encuentre trabajando.
“El arte es mi forma de expresión, de ahí surgen cosas que no puedo decir de otra manera, cosas que no se pueden ni siquiera pensar, en el arte se plasma eso también” expone la artista y agrega: “busco que no todo quede tan expuesto. Quiero que no todo se vea. Que no todo se entienda de manera simple y efimera”.