Artista textil, collagista, escenógrafo. Yaya Firpo es difícil de catalogar. Sin embargo, él no se define por una técnica, sino por una noción: hacer arte político. El artista argentino, que trabajó durante una década junto a León Ferrari, habla poco, pero es contundente.
“Casi todo lo que hago está relacionado con algún suceso o situación social irresuelta. Siempre trato de que mi obra no sea panfletaria. Pienso que mi idea no es la más importante, si no lo que genera la obra en la persona que lo ve. Me ha pasado que dos personas vean la misma obra y les sugiera opiniones encontradas. Me gusta mucho avivar ese debate”, confiesa. Yaya cose y mezcla retazos de banderas que forman nuevas cartografías; recorta y pega minuciosamente infinitas y delgadas tiras de planisferios que se convierten en mapas multicolores y delirantes; inventa billetes que en vez de próceres tienen moscas, espinazos de pescados y alambres de púas.
“El arte es para mí necesidad. Lo hago porque necesito hacerlo. No sé qué es, pero necesito hacer arte”
La costura y el bordado en telas, junto al collage sobre papel o globos terráqueos de poliuretano son las técnicas con las que materializa una poética de disolución de los límites geopolíticos. “Trabajo en serie, entonces tengo muchas cosas en una misma técnica o con los mismos materiales. Pero no es la técnica en la que me quedo, sino que trato de hacer cosas más conceptuales. El material está en relación a lo que estoy trabajando, pero tiene que ver con la obra en sí y no con los materiales”, señala.
Fue Ferrari quien le abrió las puertas del arte, ya que si bien había estudiado Bellas Artes en su Entre Ríos natal, tenía una formación muy académica. “Creo que soy artista desde siempre. No recuerdo un momento en el que haya tomado esa decisión. Sí me hice cargo cuando decidí empezar Bellas Artes. Pero tengo recuerdos de haber hecho cosas antes y haber incursionado en diferentes ramas del arte, siempre tratando de crear”, relata. Una vez en Buenos Aires, empezó a relacionarse con esos artistas que conocía de los libros y de videos. Y hasta trabajó con ellos: León Ferrari, Fermín Eguía, Pablo Suárez. “Me inspira ver otros talleres, visitar artistas, buscar en Internet el taller de alguien, el trabajo de alguien, el proceso. Eso me da muchas ganas de trabajar. Y me empieza a facilitar ciertas ideas. Entonces, por ahí se encamina lo que va a ser una nueva obra en el futuro”, explica.
Pero fundamentalmente, su inspiración viene de poner manos a la obra. “Creo que la forma que tengo de crear se basa en el trabajo mismo. Ponerme a trabajar en una obra nueva. Quizás no le pongo todas las expectativas, pero sé que me va a abrir las puertas para una nueva serie, o un trabajo seguramente muchísimo mejor, o que me va a satisfacer más. Siempre el trabajo es lo que me da más ganas de trabajar, es lo que me abre la puerta a nuevas cosas que se me van ocurriendo”, reflexiona. Al preguntarle qué es el arte para él, responde con seguridad: “El arte es para mí necesidad. Lo hago porque necesito hacerlo. No sé qué es, pero necesito hacer arte”.