Tatiana Parcero busca entender la naturaleza humana. Por eso, estudió Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México. También por eso, sus fotografías comprenden rostros, pies, torsos y manos. La naturaleza y el cuerpo humano han sido el hilo conductor de su obra. Conectada con el entorno natural desde chica, el arte apareció a los dieciocho. “Empecé a hacer una relación directa entre lo que estudiaba en la facultad y lo que me pasaba. El trabajo que hago con el cuerpo tiene que ver con eso: tratar de traducir en imágenes, sensaciones, emociones o lo que me pasa”, explica.
Nació en México, pero hace más de veinte años que vive en Buenos Aires. Su trabajo ha formado parte de varias exposiciones colectivas e individuales alrededor del mundo. “Empecé muy joven. En ese momento, ponía una cámara de VHS y dejaba que saliera lo que necesitaba sacar. Después lo proyectaba, fotografiaba e imprimía. Surgió como una necesidad de hacer un trabajo muy personal, una forma de autocuración”, reflexiona.
La técnica se modificó a través de los años. Hoy yuxtapone varias imágenes en acetato, superpuesto sobre Lambda print. “El cuerpo siempre es un contenedor de memoria, como un lienzo en donde puedo plasmar muchas ideas que complemento con diferentes iconografías”, señala. Se pueden ver códices aztecas, dibujos y diagramas anatómicos que se fusionan con diferentes partes de su cuerpo para representar una biografía. “Hay obras que tienen varias versiones, se puede jugar infinitamente con los detalles. A veces, tienen variaciones en los colores o combino varios. Siempre hay mucha exploración”, confiesa.
«El arte para mí es la posibilidad de expresar libremente lo que me pasa. Es tratar siempre de poner las ideas y las emociones en imágenes»
La serie “Re-invento”, por ejemplo, incluye iconografía de la cábala, alquimia y experimentos. “Mis hijos eran chiquitos y me empezaron a preguntar qué pasa si combino un elemento con otro, cosas de química. Eso me dio el pie para empezar a explorar todo eso”, cuenta.
También el proceso cambió. Antes ponía la cámara y se dejaba llevar. Pero ahora plantea cada serie con anticipación: escribe, investiga, dibuja y define cada toma. “Me interesa contar algo, de una forma sutil. Busco que el espectador explore y pueda encontrar en las imágenes su propia historia o experiencia”, asegura.
Tatiana propone un territorio simbólico para relacionar varias ideas como identidad, memoria, territorio y tiempo. “El arte para mí es la posibilidad de expresar libremente lo que me pasa. Es tratar siempre de poner las ideas y las emociones en imágenes”, afirma. Pero también con su arte busca transmitir un mensaje. En los últimos años trabajó en un archivo fotográfico sobre la lucha feminista en diversos lugares de Latinoamérica. “Estoy empezando a experimentar eso en las telas y ver de qué manera se puede visibilizar de una forma más extensa. Me parece importante que como artistas podamos trascender un lugar más cerrado de exhibición como puede ser una galería o un museo. Quiero que se pueda poner en la ropa o en algo que tenga una mayor repercusión y visibilización”, declara.